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Texto escrito por :Juan Esteban Estrada, Sobre algunos trabajos de WOLFGANG G. T.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tengo en mis manos la labor de dar cuenta de la indagación plástica y andanza de auto-reconocimiento de Wolfgang, patria propia en la que se hace su Santa e Ineluctable Voluntad.​​

 

El arte auténtico es libertario, anárquico, y sólo en esa medida enaltece al hombre. No pierde tiempo en razones: se mueve; está dedicado a ser, ser y ser. Rueda, salta, rebota, explota; y ya. El más arbitrario per-se. Puedo empezar mis referencias a las realizaciones de Wolfgang G. desde cualquiera de ellas, la que se me antoje. Aquí no hay lugar para cronologías, así que empezaré por la broma, el humor, que es lo que más me gusta. “Cuando el arte deja de ser una payasada, todos Ríen”, es el título del performance llevado a cabo la noche de inauguración del XIX Salón Arturo y Rebeca Rabinovich (MAMM). Un payaso, de ambiguo género sexual, se paseó curioso por todas las salas, apartando, protagónico, a quien estuviera cerca, gracias a su gorro, con cuernos de unos 2 mts. de envergadura. Le acompañaba una jovencita sosteniendo una estructura de la que pendían unos sonrientes payasitos inflables. Cada uno llevaba en el cuello una cinta en la que aparecía el nombre de alguno de los ganadores del Salón Nacional de Artistas. Un payaso por Salón, reunidos en este performance a propósito de la entonces recién abierta muestra “Primeros premios Salones Nacionales”, donde figuras locales fueron invitadas a rememorar esas viejas victorias en un formato no superior a 30 cms. Nuestros payasitos inflables medían 35, y podían ser llevados a casa por un precio más asequible que el de alguna de sus obras. Bastaba cancelar en una ventanilla de circo situada a la entrada del museo para hacernos a nuestra burlona celebridad, que estuviera entonces formando parte de aquella payasada, sirviéndole de pretexto.

 

El arte puede ser tomado con gracia, y legitimarse por el deseo de deleite, de diversión. El ingenio puede tomar como presa la desconcertante sublimidad y ceremonia de la que tanto arte adolece, plagado de absurdos, ridículos compromisos. El arte serio sonríe, y quienes lo VEN sonrien con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-1

Para su satisfacción, a Wolfgang le correspondió rememorar a Nadín Ospina en la, por decir lo menos, insólita y reforzada muestra “Primeros premios Salones nacionales de Artistas” (1999, MAMM). La imagen digital presentada (realmente eran 3, de 50 x 50cms cada una, excediendo 2 veces el formato) fue una foto manipulada de un grupo de payasitos inflables que rien. Menos uno, que, asqueado, saca la lengua. Esta imagen estaba rodeada por un ancho marco de madera, violentando con gusto y desenfado la norma del formato de bolsillo.El principal nexo entre Nadín y Wolfgang está en el conceptualismo, en la factura delegable de la obra, en un concepto de autoría radicado en el orden de la Idea (o el capricho). La apropiación de realidades objetuales ya existentes para su reubicación y disposición, caso de “Cuando el arte deja de ser una payasada, todos ríen”, es efectuada también por Mike Kelley en sus obras con muñecos de felpa. En Wolfgang este instinto llega incluso a la suplantación física, al gusto teatral, escénico, de ver ocupar a alguien (al “artesano”, al “artífice”) el lugar que, como artista, supuestamente debería él mismo ocupar. Es este un gusto de Director-espectador, ver su propia espectacularización sin actuar en ella, con otros haciendo el papel de sí mismo; alterando los roles, transmutándolos en otros.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(intermedio)

Esta no es una pausa. Se trata de “Inter-medio”, obra en común con Alejandro Posada y Diana Múnera, expuesta en la galería del Centro Colombo Americano (1998). Un cuestionamiento frontal al acartonamiento del circuito institucional del arte y sus protocolos. La invitación a este Inter-medio (título del tipo prefijo-palabra, rancio y gracioso cliché) de 5 días estaba impresa en bolsas de crispetas. En la galería, coquetamente puestas en el piso, apoyadas contra la pared, reposaban, solas o en grupos, inquietantes pinturas de frutas y flores bañadas de tenue luz crepuscular. Sobre los dramáticos claroscuros, en la pared y a la altura de la vista, estaban las fichas técnicas, donde corrientes nombres aparecían junto al precio de sus creaciones. Estos pintores, que venden su trabajo en la calle -espacio de exhibición realmente vivo-, recibieron un porcentaje sobre las obras vendidas en la muestra.

En una de las paredes había un pequeño parlante reproduciendo una voz inhumana, que discurría demencial sobre antiguos tópicos del arte pictórico y el arte en general. La sala tenía un dulce y patente olor a calle, a parque. Un carro de crispetas participaba en la creación de ambiente, con su descarga de olor y su sonido (encanto asemejable al de los kioscos callejeros de Michael Landy).

Todo este festín de arte de actitud e idea es eminentemente contemporáneo y pertinente. Pretende insuflar vitalidad, realidad, actualidad a una escena artística ( la de Medellín ) que lo necesita profundamente, cerrada en su letargo; misión y objetivo del talento nuevo, que, radical y con estilo, ha de torpedearla para que se mueva a nuevos huéspedes y visitantes, a Presente Realidad. El ánimo apropiacionista de Inter-medio revela empatía con la gracia e impavidez de Richard Prince, quien refotografía imágenes ya existentes en los medios (los vaqueros de Marlboro, o novias de motoristas) para presentarlo como arte, o copia chistes comunes, de calle, en papel o lienzos y los ilustra o firma.





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algo que está bien.

Un rasgo importante del trabajo de Wolfgang G. es la insurrección. Me refiero a la libertad que el artista se concede de mostrar su trabajo por su cuenta, creando espacios independientes. Casi todos los lugares tradicionales de exhibición en la ciudad son fosas olvidadas y solas, cajones rígidos y frágiles que colapsan si se les clava una puntilla, escaparates en los qué poner cosas que podrían estar en cualquier sitio, recintos que no permiten o estimulan la creación de diálogos espaciales directos, concretos, radicales. Aquí el arte contemporáneo arma toldo aparte, sólo se necesita a sí mismo para ser, no está dispuesto a ser sometido a ningún tipo de sodomía (a no ser que lo quiera).

El fenómeno de los espacios plásticos alternos se ha dado de un modo necesario y en muchas ciudades buscando nuevas dinámicas de trabajo, nuevos públicos y la aligeración máxima (o erradicación) de los protocolos. Equipos de artistas ocupan sitios de exhibición no convencionales (casas y fábricas vacías, almacenes, bodegas) creando una institución de avanzada y bárbara, móvil, vital, palpitante. Un rutilante nomadismo.La exposición “En Renta” (Abril, 2000) sucedió en una gran casa del Centro destinada al alquiler. Wolfgang G. participó en ella con “ Made In ( lo que nunca podremos hacer bien )”, un jardín de piso de caucho brillante amarillo sembrado de flores de plástico, que alberga una oruga inflable amarilla, iluminada por dentro y vibrátil.

Este trabajo es la puesta en escena de un gusto existente por los juguetes, y el cruce que puede establecerse entre ellos y las perversiones y fantasías sexuales. Ya existían unos “ Prototipos para juguetes “, grupo de formas de básica y abstracta voluptuosidad generadas digitalmente, del cual es parte la mencionada “oruga”.





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Made in China

Falta nombrar de aquel jardín la presencia de un reloj despertador de cuerda hecho en China, que podía tronar estrepitosamente en algún momento. Dentro tenía una gallina que picoteaba a cada segundo. Tic, tac, tic, tac…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Made in Japan

Takashi Murakami es punto de ineludible mención en el contexto del trabajo y el artista que describo. Mr. DOB (nombre del personaje creado por el japonés) es el protagonista de muchas de sus obras, todas ellas inscritas en las pautas formales, estilísticas y temáticas del manga y el animé (cómic y animación japonesas, respectivamente).La otaku, o contracultura japonesa, consume vorazmente esas publicaciones, films y todo tipo de mercancía relacionada (muñecos, prendas de vestir), plenas de imaginería tecnológica, ciencia ficción, violencia y sexualidad compleja; con caracteres humanos estilizados de fantásticas proporciones, grandes ojos y cortes de cabello a veces imposibles. El refinamiento formal es máximo, plano, perfecto, como en la pintura tradicional japonesa. Este atributo lo tiene la diversa obra de Murakami (pinturas, inflables, camisetas, muñecos, esculturas). Mr. DOB, especie de ratón antropomorfo, Mickey para contracultura intelectual, a veces habita jardines de sonrientes flores, o de coloridos hongos con ojos. También aparece pintado en caóticas distorsiones, auténticos delirios muñequiformes conectados con los de otros 2 artistas (no japoneses): George Condo y Michel Majerus.Las esculturas “Hiropon” y “My Lonesome Cowboy”, hechas junto al principal fabricante de modelos tridimensionales a escala del Japón, son muestras de la sexualidad fantástica otaku. Otras las ofrece el mangaka Hiroyuki Utatane, cuyas historias eróticas están habitadas por los más perturbadores transexuales y parejas incestuosas. También Henmaru Machino, con personajes femeninos que no tienen vagina, pero sí un par de falos en sus senos en lugar de pezones. En el extremo de lo grotesco y perverso se sitúa el ilustrador Toshio Saeki, quien despliega en sus libros un catálogo completo de obsesiones y tabúes: zoofilia, necrofilia, sadismo, pederastia, mazoquismo, voyeurismo, incesto y creativas combinaciones entre todos estos. Es una tóxica exacerbación de los shunga, grabados eróticos del período Edo (1615-1818), y los ukiyo-e, del mismo período, forma popular de entretenimiento (como el manga hoy) llena de humor y, a veces, sexo explícito. Yoshimoto Nara pinta sobre copias de los ukiyo, convirtiéndolos en híbridos neo-expresionistas.





Hule y peluche.

“Des-nudo” (expuesto en Seeds, Centro Colombo Americano, 1998) estuvo inspirado por los teatrinos de marionetas a escala humana de Faust, versión libre del animador finés Jan Svankmajer sobre el clásico alemán. Las animaciones tridimensionales de los Hermanos Quay (más preciosistas que Svankmajer) también son punto de admiración y referencia.

Dos cortinas de hule entreabiertas permiten ver un muñeco de peluche rojo con los brazos abiertos sujetos al techo por lazos azules, y la cabeza caída. En el centro de la pared de fondo está pintada una cruz negra. De una fuente de sonido oculta se escuchan las notas de una canción de cuna.“Des-nudo” es una asociación libre de pautas formales, sin lineación discursiva o narrativa alguna. Es una invitación a mirar (y, según de quien se trate, a especular). Es subjetiva, parcial. Es arte.Los colores de Wolfgang G. son vivos, planos. Los primarios prevalecen, antigua preferencia que data de los días de formación en Diseño. Las texturas, de rutilante artificio (parasol, peluche, terciopelo), conforman un mecanismo de parodia material. Este tipo de parodia también está en Jeff Koons: copias en acero de juguetes inflables, bustos de cristal, esculturas de porcelana, de flores, montañas de plastilina.El caucho y el peluche son carne y piel del juego y el juguete.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

Lo INNN y lo OUT

“Nuevo milenio, nueva ciudad, nuevos artistas” (cacofónica retahíla-slogan simplificada como 3N) sentó un precedente en Medellín: un evento independiente, auto-financiado, planeado por jóvenes (Wolfgang G. formó parte de la cuadrilla organizadora ), que durante un mes (Junio de 1999) volcó arte en las calles, con afán de interactuar con el Público público, el que siempre está por ahí y nunca está en el museo. Evento con visión, que supo suceder porque se sintió necesario, porque la ciudad lo merecía, porque no podía morir el siglo sin que ella conociera por vez primera algo así. En tal sentido Medellín fue desvirgada. La salida del arte de los museos le llegó.

De 3n y sus logros mucho se puede decir, aunque esta no es la ocasión: ya mientras sucedía se podía tener una idea de sus alcances. Lo que aquí me ocupa es la relación medular con Wolfgang Guarín. Así, digo que el ánimo de 3n, independiente, insurrecto, es el suyo mismo, y el de los demás participantes (con matices, claro).

La casa vacía semi-ruinosa que sirviera como Sede central (Maracaibo, entre El Palo y Girardot), siempre abierta a cualquier persona, donde se realizaron 2 distintas fiestas de inauguración y una Re-inauguración, albergaba una muestra de trabajos permanentes, entre los que Wolfgang tuvo uno individual: “Pájaro” (grácil juego de fusión de homónimos tridimensional), y uno grupal : “Caminantes“. Este último es parte de una de las fases de su trabajo, que aparte bien podría acaparar todo un tratado: sus intervenciones junto a Juan Luis Mesa y Santiago Peláez, con quienes se ha encontrado en motivaciones netamente urbanas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los 3 distintos estadios de “Caminantes” en el espacio público pudieron ser recordados en “Re-visiones” (MAMM) en una instalación-registro con 3 monitores, uno para cada estadio. En esta exposición el primer piso del museo estuvo ocupado con las meorias visuales y audiovisuales de 3n.​

El objeto protagónico de “Caminantes” es la escalera, que incendiada, destruída y vuelta a armar (cual coja Fénix) es sello visual de la construcción, colapso y reconstrucción permanentes de la urbe.

ADIOS al PROCESO

Donde tallan los Recuerdos” ​

(1998, Centro Colombo Americano) es el otro trabajo del trío. Una extensión de prado removido y muy podado tenía en el centro, dentro de una reja e iluminado por una luz suave, el más cutre y ruinoso ready-made: un sobrecargado jean olvidado por un indigente. Dos cabinas de hierro guardaban sendos monitores que mostraban un video en blanco y negro. Su luz golpeaba contra la pared, y por la cercanía con esta no podía ser visto de frente.

El cuidado catálogo de esta exposición, 3 rompecabezas con fotografías de la obra, es elocuente respecto a su sentir o sentido: la desintegración en nuestra relación mental con laciudad, y la desintegración en esta misma. Ruinas y jirones de recuerdos.



 

Palabra de Dios, el Extraterrestre

Ví a un extraterretre bajar de su nave. Se acercó a un grupo de semejantes suyos. Todos emitían ruiditos ininteligibles para comunicarse. El extraterrestre inicial se dirigía a los demás a propósito de la obra de Wilson Díaz ganadora del Salón nacional, que estaban observando. Lloraba de risa. Luego ví cómo de su ano brotaba el ARTE. Sus heces formaban la palabra ARTE. Cagaba ARTE. Entonces escuché que Dios dijo que el mejor arte estaba hecho por el culo. Comprendí que el arte de nuestro planeta estaba cagado. Aparté la vista del televisor y ví una venta de marcianitos inflables. Todo era obra de Wolfgang Guarín. “La Revelación“, se llamaba.

Recuerdo otro video-acción marciano: “Painter”, de Paul McCarthy. Un pintor rubio, de nariz y manos enormes, obseso o poseso por De Kooning, en catársico y grotesco frenesí se dedica a pintar como si el accionismo vienés versionara el expresionismo abstracto. Paródicas manchas y regados, de colores y de fluidos y materias corporales, inundan las telas. Un crítico aparece, y luego de unas miradas aprobatorias acerca su gran nariz al culo desnudo del pintor para comprobar si la materia pictórica está al punto.Dios bendice al arte con la Burla. La risa plástica es Divina.Una porción del cielo está cubierta con el ” Mosaico ” de Wim Delvoye.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sobre antihéroes y tumbas

En nuestra ciudad, campeona nacional de limpieza, donde camiones-kit de aseo van tras los caballos para recoger el cagajón, la basura duerme en las calles con cobijas de cartón. Los otros, esos que para ir a dormir tienen que abrir antes una cerradura con una llave, pueden ver el Centro de Medellín como un vívido gore 3-D, con zombies polvorientos andando por ahí. Estos sucios antihéroes, que obtienen sus poderes del vaho de una sustancia amarilla pegajosa, pero ante todo la postración y el abatimiento del cuerpo, su penitencia, y la ciudad como su escenario, inspiran las obras “Niquitao“, “Payaso” y “16 tumbas“.

En “Payaso” un indigente desnudo, con la cara pintada, se acuesta en posición fetal sobre una pequeña colchoneta amarilla, y permanece así, vulnerable, durante 30 minutos. Este performance se efectuó la noche de Re-inauguración de 3n.

“16 tumbas” es un anónimo, sobrio y austero cementerio de 16 lápidas. Sobre cada una reposa una ínfima limosna de 1 peso. Es ciertamente lúgubre.“Niquitao” (mención de honor VIII salones regionales, XXXVII Salón nacional de artistas) con su suprematismo material de “peluche sobre peluche”, nos muestra al hombrecito rojo en posición postrada. Sus apariciones en otras obras siempre son exánimes, en situación de abatimiento, colgando de sogas, atado de manos. Es un penitente involuntario, poseído por un destino adverso. Los “Little Pilgrims” de Yoshimoto Nara tienen también la forma cute del juguete en conección a una realidad de zozobra.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



Fábula de acción

“Actos de Fabulación” recogió en el MAMM un grupo de artistas a nivel nacional que se han interesado por la temática del cuerpo. Wolfgang participó en este compilado con una acción de título abrumador y largo (“Después de todo no queda nada, sólo el silencio tras el ahogo“). Se efectuó la primera vez a la entrada del museo: a ella llegó un personaje de traje azul ajustado que lo cubría por entero, excepto los pies. Lucía una erección perpetua y tenía senos enormes. Golpeaba una campana de cristal, y de una mano le colgaba una pequeñísima jaula con un canario. Arrastraba, atado a su cintura, un mueble redondo con ruedas sobre el que iba un capullo de peluche naranja. Luego de caminar unos 300 mts. se detuvo al lado de un gran colchón circular. También había allí un pequeño cojín azul y una manguera amarilla.

El capullo fue trasladado al gran colchón. Se sacó al canario sobre el cojín azul para volver a encerrarlo con la campana de cristal. La manguera amarilla se conectó a esta en un extremo y al capullo en el otro. Este comenzó a moverse y se escuchó una voz diciendo: “me ahogo. Me ahogo”. El capullo fue abierto luego de unas caricias por el personaje azul, y salió una mujer desnuda, que se sentó en el mueble con ruedas. La campana de cristal le fue retirada al canario, que se quedó en su lugar por un tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El personaje azul rehizo su camino arrastrando el mueble con la mujer sentada, dejando los demás objetos atrás.La acción se hizo por segunda vez en el Centro de Medellín, a mediodía, partiendo de la Estación Prado y llegando al atrio de la catedral metropolitana. Esta vez, al llegar allí, del capullo salieron bolsas de algodón dulce, que fueron lanzadas contra el público.

Las reacciones de los espectadores fueron múltiples: perplejidad, generalmente; aunque también gusto, al ver la perpetua erección. Las interpretaciones (o tergiversaciones) iban desde lo religioso (“una suerte de penitente o flagelante”) a lo ecológico y sexual (una “marcha por la vida” -?- o una campaña sobre el SIDA…).

Lo importante de toda la obra fue la superación de la pesada teatralidad y tonalidad grave de muchas acciones. Su agradable y amplia visualidad ( el conjunto de colores, texturas y objetos),y el juego sexual explícito en el traje, hacen del título una pesada chanza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paja mental

El medio digital ha sido vehículo idóneo para el intenso juego de la broma desenfrenada. Grotescos motivos de nuestra ciudad se develan jocosos: nuestro policía-bachiller, tenso y sudoroso, en franca lid con su imperio hormonal; el asalto sexual, la vagina como recipiente; especímenes perplejos o intimidantes de nuestra fauna urbana; un colorido perro-bomba, feliz e inadvertido kamikaze criollo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



El arte sonriente, violentamente libre, es un estado de gracia espiritual. Nuestra plástica es árida, ridícula; necesita bondad, generosidad, o sea FIESTA. Nuestra plástica es una pútrida muerta; ni su reseca calavera sonríe. En realidad apesta. Pero niños juguetones, iluminados, saben, sabrán, qué hacer con ella. Niños coquetos, adeptos de la santa paja mental.

 

 

 

Texto: JUAN ESTEBAN ESTRADA


LIBERTAD & ORDEN



AUTO - FELACIÓN




EN LA BIENAL DE BOGOTA

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